5 de octubre de 2013

Una colegiada más

Entrada escrita por @EsperanzaPrez 

Hasta hace menos de un año, yo era una colegiada más. Me explico: pagaba religiosamente mis cuotas, entraba de vez en cuando en la web para ver si había algo nuevo, pedía la agenda todos los años (muy útil, la verdad, me encantan las frases del día) y miraba la oferta de cursos y jornadas a ver cuáles me interesaban. Poco más, la verdad. Sabía, no obstante, que desde el colegio se encargaban de gestionar algunas cosas como los cursos homologados, las relaciones entre comunidades autónomas y con los distintos servicios de salud, pero no profundizaba mucho en eso. Al fin y al cabo, era "lo que tienen que hacer, qué menos, para eso pago las cuotas" 

Pero todo cambió el día que asistí a las Jornadas #colfisio20 "Fisioterapia y redes sociales", en Noviembre de 2012. Unas jornadas organizadas por el colegio y en las que desvirtualicé a compañeros a los que "conocía" por las redes sociales y sus interesantes blogs, aprendí a manejarme mejor en esto de las redes sociales (desde entonces para mi Twitter es un #must), y vi el buen hacer del colegio en cuanto a organización de unas jornadas ideadas e impulsadas por personas colegiadas.

Digo esto último porque esas jornadas surgieron a raíz de la loca idea de unos cuantos colegiados andaluces, los cuales la transmitieron al colegio. Inmediatamente la máquina comenzó a moverse en el buen camino y el resultado fue una jornada completísima (incluso tuvimos almuerzo incluido en la jornada que me hizo recordar mi época universitaria, ¡hace unos cuantos añitos ya!), participativa, y para mi he de decir que emocionante. Volví a casa con la sensación que ya nada volvería a ser igual para mi. Puede sonar a tópico, pero así fue.
Desde ese día, comprendí varias cosas. Primero, que se podía interactuar con compañeros en la distancia y colaborar activamente en proyectos comunes. Segundo, que se podía hablar de tú a tú con personas que habitualmente sólo verías en congresos o jornadas desde el público o como mucho las leerías en artículos científicos o editoriales. Y tercero, y la más importante para esta entrada: que el colegio responde a los colegiados que proponen cosas y son activos. 

Esa creo que fue la conclusión clave para comprender que hace falta darse cuenta de que para que algo o alguien responda hay que ser participativo primero, informarse bien después y si tienes alguna inquietud, decirla de forma constructiva, siempre desde el mayor de los respetos. Y se obtiene respuesta, os lo puedo asegurar.

Desde entonces he sido consciente de que hay que implicarse más en las cosas para que funcionen y no esperar que otros lo hagan por ti. Escuchar a quienes tienen algo que decir y actuar más desde el conocimiento.

Y esa actitud me ha dado grandes satisfacciones, una de ellas es esta oportunidad que me han brindado tanto el actual presidente del colegio, Miguel Villafaina, como el resto de mis compañeros en la que en origen pretendía ser candidatura. Hace menos de un año ni siquiera me podía imaginar que me propusieran formar parte de una candidatura a la Junta de Gobierno del ICPFA. Y gracias a mi cambio de actitud y mi "despertar" en la fisioterapia he recibido esta gran oportunidad de poder demostrar a los colegiados que pueden ser escuchados y tenidos en cuenta. Que la Fisioterapia es una gran profesión que necesita a grandes profesionales implicados en ella y que mi afán va a ser hacer llegar el colegio a los colegiados como en su día me pasó a mi.

No he querido desaprovechar esta oportunidad de pasar a la acción, y no quedarme sólo detrás de la pantalla del ordenador viendo la web del colegio o entre el público de unas jornadas. Me gustaría que otros colegiados experimentaran lo que yo he experimentado en este tiempo y vieran que si una "colegiada más" tiene la oportunidad de entrar a formar parte de la Junta de Gobierno, muchas cosas serán posibles en esta nueva etapa del Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía.

Imagen propiedad de Mr. Wonderful


2 de octubre de 2013

Visto / oído (2)

En una de las conversaciones de pasillo de las pasadas jornadas sobre intrusismo que organizó el ICPFA (tenéis una entrada con mis impresiones sobre la misma aquí), surgió una historia que ponía de manifiesto hasta qué punto las administraciones a veces actúan de forma absurda. Paso a contarla:


Había una vez una compañera de una bella ciudad española que pretendía abrir una clínica de fisioterapia, y solicitó permiso a la administración de salud competente. Como corresponde, el inspector de sanidad acudió a verificar que todo estaba en orden, y resulta que la rampa de acceso no cumplía los requisitos por 3º de inclinación, con lo que le denegaron dicho permiso.

La fisioterapeuta se puso en contacto con su colegio para ver posibles soluciones. Dicho colegio, como todos, mantenía y aún mantiene buenas relaciones con la inspección, a la que trasladan que eso puede y debe ser considerado como una falta leve que no impide la apertura. La dirección de la inspección manifestó estar de acuerdo, y así se lo hizo saber al inspector.

Pero, queridos amigos, resulta que la gente de la capital y la de la ciudad donde se pretende abrir no se llevan muy bien tradicionalmente, y el inspector en cuestión se cabreó porque desde la capital le "dirijan", e impidió abrir a la fisioterapeuta nuevamente.

Ésta, ante esta situación, tiene que abrir como centro de osteopatía, no como centro de salud, porque, y aquí está lo grave, al no ser centro sanitario NO PRECISA DE INSPECCIÓN DE SANIDAD PARA ABRIR. Y como ésta sólo actúa ante centros registrados o solicitantes, y no de oficio, pues la compañera de la bella ciudad pudo abrir su negocio.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.